Cuando se escribe una reseña para una revista deben tenerse en cuenta algunos aspectos. En primer lugar, la reseña debe estar escrita en un estilo claro y sencillo, de manera que su lectura sea fácil.
El primer párrafo es importante para el lector. Si se redacta de una manera atractiva, posiblemente éste leerá la reseña hasta el final. Este párrafo debe sintetizar el estado de la cuestión del tema que se va a tratar. Por ejemplo, cuándo surge el problema que se aborda en el libro, hasta dónde se ha llevado la discusión, quiénes son sus principales representantes, o qué facetas o aspectos de esa discusión tienen interés para los temas que se van a tratar.
A continuación, puede esbozarse brevemente el objetivo de la obra y sus principales argumentos. Para eso, pueden destacarse los aspectos que el autor considera relevantes para la discusión. En este punto, algunas orientaciones para la redacción de reseñas aconsejan describir con detalle los contenidos del libro. Este proceder es aceptable en la mayor parte de las revistas siempre que no falte una valoración del libro. En revistas especializadas, sin embargo, la práctica común es hacer recensiones críticas. Éstas, más que describir los capítulos del libro, revisan y evalúan sus logros. Por este motivo, en una recensión crítica es preferible no hacer un elenco de los capítulos del libro o una síntesis de ellos, pues esta técnica hace pesada la lectura de la reseña y le resta profundidad. Una buena recensión, más que informar de los contenidos, los criba y analiza con detenimiento con el fin de averiguar si las ideas expuestas por el autor del libro constituyen aportaciones relevantes en su área de conocimiento.
A partir de ahí, se puede hacer una crítica razonada de algunos de sus puntos y centrar la discusión sobre esos mismos puntos hasta el final de la reseña. Esta crítica puede hacerse de diversas maneras. Se puede analizar si el libro cumple con lo que se propone, es decir, si logra aclarar el asunto que se propone estudiar en el título o el índice. Otra forma es pasar revista a puntos fuertes y débiles de la argumentación, tratando en lo posible de mantener un equilibrio entre ambos; cuando se señalen aspectos negativos, también convendrá subrayar los positivos. Sin entrar en excesivos tecnicismos, conviene expresar con rigor científico las razones por las que el autor de la reseña aprueba o critica algunas partes concretas de la obra. Conviene, por tanto, evitar los lugares comunes y las generalizaciones, siendo específico al señalar esas razones y dejando ver la procedencia de los argumentos que se aportan, de modo que el lector pueda distinguir entre lo que dice el autor del libro y lo que dice el autor de la reseña. En puntos que siguen con cercanía la discusión del texto, conviene citar entre comillas e introducir el número de página.
Por lo general, es mejor sentar pocas ideas, pero tratar de que sean muy claras.
Finalmente, para concluir puede hacerse una breve valoración global de la obra y de su interés para el lector. En este sentido, no parece suficiente con decir que el libro es “interesante” o “útil”, sino que es preciso expresar en qué medida es interesante y para qué propósitos es útil. Esta valoración final también puede hacerse respondiendo a la pregunta: ¿qué es lo mejor de este libro?, ¿qué aspectos podrían mejorarse?, ¿podrá convertirse en una obra de referencia obligada?, ¿merece la pena leerlo?
En definitiva, se trata de que el lector pueda, en los párrafos de una reseña, hacerse una idea de los logros de libro en una discusión de altura académica que esté bien escrita y, al mismo tiempo, sea amena.
Saturday, September 27, 2008
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